Sexo Con
Ángeles III
y vieron los hijos de Dios que las hijas de los
hombres eran hermosas
Faltándolo todo por decir respecto a los ángeles en este escrito, ofrezco dos apreciaciones canónicas a este asunto. La primera es jesuana. En el evangelio de Mateo, Jesús revela que los ángeles no contraen nupcias en el cielo (22.30), pero no niega que sean seres sexualmente potenciales. La segunda es epistolar. Tanto Pedro como Judas en sus cartas universales hacen mención a unos ángeles condenados a prisiones profundas y oscuras, con un juicio ya sentenciado y en parte ejecutado (1 Pd. 2.4). Pedro aparentemente no arroja pistas sobre cuál fue el pecado de los ángeles, sencillamente pone en orden cronológico tres juicios divinos: los ángeles, el diluvio y la lluvia de fuego sobre Sodoma y Gomorra. Esto permite intuir que se trata de los ángeles del Génesis 6. Judas por otra parte, sí es un poco más diciente al abordar el tema de unos ángeles caídos (v. 6): «Y a los ángeles que no guardaron su dignidad, sino que abandonaron su propio hogar,…» ¿Cómo entender estas palabras? …¿Será que el hecho de no guardar su dignidad tiene relación alguna con Génesis 6? Parece que no es mucho lo que podemos decir, simplemente que, éstos “ángeles caídos no guardaron el lugar originario que correspondía a su naturaleza y que Dios les había confiado” (Deiros, 1992, p. 328).
Los
paralelos verbales entre 1 Enoc y la Epístola de Judas demuestran que Judas
conocía el contenido de este libro apócrifo (Kistemaker, 1994, p. 434). Observemos:
1
Henoc
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Judas
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[Los ángeles] han abandonado el alto cielo, el santo y eterno
lugar. (12:4) ¡Ata a Azazel de pies y manos (y) arrójalo a la oscuridad!
(10:4) bajo oscuridad (v. 6b) para que sea enviado al fuego en el gran día
del juicio (10:6)
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Y a los ángeles que no mantuvieron su puesto de autoridad sino
que abandonaron su propio hogar (v. 6a) los tiene guardados con cadenas
eternas para el juicio del gran Día. (v. 6c)
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Aunque
el lenguaje de la Epístola de Judas se parece en lo verbal a los pasajes
seleccionados de 1 Enoc, Judas no presenta ninguna evidencia que su intención
es decir que los ángeles caídos son los “hijos de Dios” que se unieron a “las
hijas de los hombres” (Gn. 6:2). Judas conoce esta interpretación, pero notamos
que no endosa esta idea en su epístola (Kistemaker).
Tanto
Pedro como Judas no están interesados en ofrecer detalles del pecado de los
ángeles, su pluma sólo se interesa mostrar contundentemente que Dios también
hace justicia, que castiga la maldad de sus criaturas.
El
texto de 1 Henoc surge, igual que otros textos apocalípticos, de unos autores
con profunda sensibilidad espiritual, además dotados para producir obras
literarias en las que expresaron una esperanza para Israel (Aranda, García y
Pérez, 1996, p. 272), como también alertaron a su pueblo de todos aquellos
pecados que empañaban la fidelidad al Dios de la esperanza.
Es
probable que el autor del libro de los vigilantes, incluido en el 1 Henoc, albergara
en su intención que el relato, al parecer surgido de un ejercicio hermenéutico
a Génesis 6, exhortara a sus contemporáneos a no practicar, entre otros
pecados, la inmoralidad sexual. Igual que Judas y Pedro, expone los juicios
divinos ejecutados a los hombres y ángeles que desobedecieron a Dios,
advirtiendo que ellos no serán ajenos a esa experiencia si no ajustan sus vidas
en una vida moral coherente con la esperanza que alberga el pueblo de la
alianza.
Fin