lunes, 18 de febrero de 2013

666 El Sello Bestialmente Humano II

666 
El Sello Bestialmente Humano II

Mirando yo por entre la celosía de la ventana de mi casa, vi una comunidad religiosa, orgullosa de marcar sus feligreses con el número 666 (Creciendo En Gracia)[1], engañados portan este tatuaje afirmando con esa marca, cual delirante esquizofrénico, su pertenencia a Dios. También sabemos de unos cuantos “feligreses” de algunos géneros musicales y sectas satánicas marcando sus cuerpos con el 666, queriendo comunicar con eso cuán faltos de atención viven o cuán comprometidos están con su causa musical o satánica.

No sé si para vergüenza o infortunio, quienes así se tatúan están extraordinariamente engañados, porque el 666 no es el número con el que Dios sella sus hijos, como tampoco es el número de Satán como suponen otros. Para comprenderlo mejor, necesitamos entender “sello” apocalípticamente.

San Juan de Patmos usó en el Apocalipsis bíblico dos palabras que, en nuestro español se entienden como sello, marca. La primera palabra es sfragízo, usada únicamente para referirse a los sellados en la frente como signo de propiedad y protección de Dios y por Dios, como aparece en el capítulo 7.

En la Palestina antigua era común tallar piedras con un símbolo, letra, signo, a fin de marcar, sellar objetos, cartas, animales, gente a título personal. La carta, el animal, la cosa, la persona selladas, pertenecían al dueño del sello.

Tenga en cuenta también que, el sello a los hijos de Dios en la frente es una imagen tomada por Juan de Patmos del profeta Ezequiel (Ez. 9.4-6). En el vs. 4, Ezequiel en una experiencia divina vio y oyó a Dios, quien mandó poner una cruz en la frente de los hombres piadosos de Jerusalén, de manera que al pasar el ángel de la muerte, cuando viera a alguno portando la señal, no le haría daño. La palabra señal en hebreo de Ezequiel 9.4 eswühitwîºtä Täw”, que literalmente al español traduce “marca la frente con la letra tau”, letra que en el antiguo hebreo era en forma de cruz.[2] Así, Juan de Patmos puso en evidencia lo siguiente, la idea de sellar personas es de Dios, quien lo hizo, no con el número 666, sino con una señal: la cruz;[3] a fin de diferenciar sus protegidos, su pertenencia de quienes no lo son.

En Apocalipsis 13.16 Juan usó otra palabra para hablar de sello, de marca: cháragma, que traduce marca, imagen. Además de Apocalipsis, sólo Hechos 17.29 usa ésta palabra y lo hace en un sentido idólatra. Nunca en Apocalipsis se usa cháragma para los siervos de Dios, sólo se usa como el sello del emperador o para referirse a la imagen del poder económico, militar, social y cultural del imperio romano impregnado en las gentes sin Cristo. La verdad es que no hay evidencia histórica de que las gentes fueron selladas con el 666 en el primer o segundo siglo, simplemente es una figura usada por Juan de Patmos para referirse a quienes pertenecen y respaldan el imperio romano, anticristo e idólatra además del primer siglo.

El 666 no eran números como los nuestros, los números en el griego koiné eran letras con valor numérico, como los números romanos para nosotros hoy. Las letras griegas del 666 son: JXS (J= 600, X= 60, S= 6).[4] Éste número encerraba un enigma que sus primeros lectores comprendían perfectamente. JXS, o si lo prefiere 666, fue un método para cifrar un nombre en letras con valores numéricos: Nerón Qaisar[5] (emperador romano, anticristo, en el primer siglo). El enigma estaba en las letras hebreas de éste nombre. Valga la pena aclarar que en el antiguo hebreo no se usaban vocales, la gente entendía y sabía pronunciar los símbolos consonantes de su idioma. El nombre de Nerón se escribía así: NRWN QSR (obviamente estoy transliterando las letras hebreas al español). Esas letras hebreas tenían un valor numérico:

N = 50
R = 200
W = 6
N = 50

Q = 100
S = 60
R = 200

La suma del equivalente numérico de esas letras da 666.[6]

Portar el 666 no señala que pertenece a Dios, como lo afirman los amigos de Creciendo En Gracia, tampoco es un número que tenga poder satánico en sí mismo. Sí es un número vinculado de alguna manera a Satán, porque encierra el enigma de un hombre que contó con su respaldo, pero ese número no tiene relación directa con el diablo. Tatuarse el 666 expresó realmente aprobación, participación y promulgación de un sistema socio-político pagano, pervertido, idólatra y anticristo del primer siglo, y quizá con eso lo invocó en su propia realidad.

666: Aquí hay sabiduría: El que tiene entendimiento calcule el número de la bestia, porque es número de un hombre; y su número es 666 (Ap. 13.18).

Continuará…





[1] http://www.youtube.com/watch?v=poiqPoQmMvQ
[2]La Nueva Biblia de Jerusalén es más literal que otras en español cuando traduce Ezequiel 9.4: y Yahvé le dijo: -recorre la ciudad, Jerusalén, y marca una cruz en la frente de los hombres que gimen y lloran por todas las abominaciones que se comenten en ella-.
[3]  Horst Balzger & Hard Schneider. Diccionario Exegético Del NT. Tomo II.1998, p.1625
[4] JXS es una transliteración al español de las letras griegas ji, xi, digama.
S, era una letra arcaica del griego koiné, identificada como “digama”, que se desvaneció del alfabeto con la evolución del idioma.
Ver también: Juan Stam. ¡Sorpresa! ¡El 666 no es 666! [en línea] http://juanstam.com/dnn/Blogs/tabid/110/EntryId/111/Default.aspx
[5]Traduce: César Nerón.
[6] Tarsicio Gaitán. P.ThM. Curso de Maestría Teológica: Apocalipsis y Textos Selectos, dictado en la UPB Medellín, Colombia. 2012
Ver también: Hank Hanegraaff. El Código Del Apocalipsis. 2008, p.140-144

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