PALOPIENTES
rostros olvidados en la vivencia de la fe
Mirando yo por entre la celosía de la ventana de mi casa, vi una
especie en vía de extinción: el “palopiente”. Mitad paloma, mitad serpiente.
Por favor evite imaginarse un ser extrañamente mitológico con cuerpo de víbora,
alas de paloma, ojos de reptil y pico de ave; aunque confieso la curiosidad de
imaginar uno. Se trata de una especie humana con unas características
extraordinarias. Inclusive el cielo quiere preservar la especie, que ha de sólo
notarse en el carácter: sencillo y astuto a la vez.
Jesús dijo, -...sean
astutos como serpientes y sencillos como palomas- (Mateo 10.16). Jesús
de Nazaret fue un palopiente: su
sencillez fue innegable. Sencillez evidente en todas sus relaciones
interpersonales, en su actitud para abordar a los relegados por la sociedad, en
su diligencia para acercarse a Dios, en la forma de explicar el reino de Dios,
en lo desprendido de lo que pudiese ser posesión, en la practicidad de vivir la
propuesta original de ser humano. Al mismo tiempo, Jesús fue una persona
astuta, prudentemente sagaz. Nunca reflejó ni la más mínima insinuación de ser
tonto; siempre fue más listo que sus enemigos: cuando le preguntaron sobre el
tributo al César, la respuesta les cayó como “la gota fría”: -den al César lo
que el del César y a Dios lo que es de Dios- (Mateo 22.15-22). Un ejemplo más.
Cuando le preguntaron con qué autoridad expulsaba los cambistas y vendedores
del templo, les dio una respuesta envuelta en una pregunta que los hizo
preferir que en ese momento se los tragara la tierra: -¿El bautismo de Juan
procedía del cielo o de la tierra?- Y cualquiera fuera la respuesta de ellos,
no les convenía y mejor callaron (Mateo 21.23-27). ¡Astucia!
El más genuino palopiente nos
exhorta a ser de la misma especie -...sean astutos como serpientes y sencillos como palomas-. Este es un
mandamiento jesuano algo olvidado. En mi peregrinar de fe he sido testigo del
énfasis en otras exhortaciones: seamos personas de ayuno y oración. Hay que ser
misioneros. Comparta lo que tienes con quien necesita. Diezme. Memorice la
Biblia. Pague el precio por la unción. Busque su presencia en la madrugada. En
fin. Por favor no me malinterprete, no estoy negando la legitimidad de estas
cosas, sencillamente señalo el olvido a ser palopientes:
sencillos y astutos a la vez.
Jesús usa una figura
impresionante: los envío como ovejas en medio de lobos (Mateo 10.16). Tenga en
cuenta que Jesús está comisionando sus discípulos a predicar y demostrar el
reino de Dios en medio de lamentables realidades en Israel. Ellos parecían ovejas,
irían a predicarles a personas que parecían lobos; la manera en que esos
discípulos lograrían sobrevivir era siendo palopientes.
A decir verdad, las cosas no han
cambiado mucho que digamos, todavía parecemos ovejas en el planeta de los
lobos, y necesitamos reforzar en nuestra devoción, en nuestra espiritualidad,
la virtud de la astucia y la sencillez; combinación perfecta para vivir el
evangelio en medio de los peligros humanos.
©2014 Ed. Ramírez Suaza