La brujería es una espada sin empuñadura. No hay manera segura de
agarrarla.
George R. R. Martin
Mirando yo por entre las páginas sagradas de la Biblia, vi un relato
extraordinario en el primer libro de Samuel capítulo 28. En él quedó narrada la
historia de un rey practicante de la religión mosaica quien, en contra de sus convicciones
cúlticas, consultó a una nigromante para perturbar a un muerto, específicamente
al difunto profeta Samuel.
La nigromante, en efecto, invocó al espíritu y éste de manera
sorprendente apareció en el escenario y se comunicó exitosamente -por medio de
la bruja- con el rey Saúl. El peculiar diálogo sostenido entre ellos no proveyó
lo esperado por el monarca, quien al escuchar las terribles noticias sobre la derrota
fatal que le esperaba al día siguiente, se desmayó al instante.
Hay que sumarle al soponcio del rey, que el hambre también lo había
debilitado.
Con el desmayo de Saúl termina el ritual nigromante.
La pitonisa volvió en sí y se transformó completamente: mutó del ser una
bruja a una mujer “sabia”[1]
y generosa. El destello de sabiduría intuido en la narrativa se hizo evidente
cuando la hechicera se atrevió a orientar a su rey: -Yo soy tu sierva, y
obedecí tus órdenes arriesgando mi vida, confiada en tu palabra. Ahora te ruego
que tú me escuches a mí. Te voy a servir de comer, para que te alimentes y
recobres las fuerzas, y sigas tu camino.-
Considerar a esta mujer como una figura paradójica de sabiduría no es del
todo descabellado si se aprecia un poco la hondura de su corazón, cuando
suplicó ser escuchada, porque sus palabras le harían bien al rey. Además,
preparó alimentos para quien desfallecía.[2]
También se subraya que fue muy generosa: mató su ternero gordo para
preparar un plato de carne, amasó harina y con ella hizo panes. No sólo dio de
comer al rey, compartió la mesa con toda la comitiva real que en ese momento
estaba presente.[3]
Claro está, todo el proceder de la adivina quedó enmarcado en su valor e
ingenio para salvar su pellejo.[4]
Es sumamente maravilloso ver en la narrativa bíblica sobre Saúl y la
bruja de Endor que, ella no fue condenada por su pecado ni reprochada su hechicería;
para ella no hubo juicio. El espíritu de Samuel tampoco hizo amonestación
alguna por su oscuro proceder. Lo cual resulta controvertido. Ayuda a los
lectores el tener en cuenta que, el escritor de estos acontecimientos tuvo un
objetivo específico para su libro; el mensaje central de su testimonio no se plasmó
en el ser ni el proceder de la mujer bruja, a quien además le fue negado un
nombre. El mensaje para el pueblo de
Israel quedó enmarcado en el vil proceder del rey. Rey que, dentro de la
narrativa bíblica de Samuel, se convirtió en un problema a solucionar. Las
páginas siguientes cuentan con fascinación que Dios había “fichado” un nuevo
rey para Israel, uno conforme a su corazón.
Saúl quedó dibujado, en el libro de Samuel, como un monarca desorientado,
un dirigente militar ignorante, sin tener a quien consultar. Su último recurso
a la mano fue la hechicería, y lo tomó. Este proceder desesperado demostró el grado
de envilecimiento al que descendió. Finalmente, la figura de Saúl se retrató
como una persona patética, impotente, aterrorizada y desplomada sobre el suelo.[5]
Este post está en deuda, aún no responde a la pregunta: ¿hubo palabra
profética -palabra de Dios- en medio de este ritual nigromante?
Indudablemente la invocación del espíritu obtuvo éxito.[6]
Cuando la médium invocó al difunto Samuel, realmente fue sorprendida por una
visión. Esta experiencia nigromante para la mujer de Endor no tenía precedente
alguno, su grito y el miedo que la invadió permiten intuir que fue primera vez,
en toda su trayectoria hechicera, que un espíritu invocado se manifestó
realmente.
Inicialmente, ella no vio un espíritu humano; vio dioses saliendo de la
tierra. Luego miró de nuevo, y vio a un anciano cubierto con un manto. Saúl
inmediatamente identificó al personaje de la visión con Samuel, el profeta.
La descripción que hizo la médium de su visión provoca la siguiente
pregunta: ¿tiene -o tuvo- la nigromancia poder sobre el Seol para levantar los
espíritus que hay en él?
En los textos veterotestamentarios de la Biblia, el Seol “designa el “más
allá” de la vida, el lugar de los espíritus de los difuntos, la morada de los
muertos.”[7]
En las mismas Escrituras, el único que tiene poder sobre el Seol es Jehová.
Nadie más puede disponer de él para darle entrada o salida a alguien. Se deduce
ante el fenómeno que Dios, de manera soberana y única, permitió que un muerto escuche la invocación
de una bruja, se levante desde el Seol, se manifieste y se comunique con los
vivos en un ritual nigromante.
Ésta no es la única vez que la Biblia testifica sobre la soberanía de
Dios permitiendo al mal o al maligno participar para sus propósitos perfectos.
En el libro de Job, Dios dialogó con el mismo Satán para permitirle atormentar
a su siervo Job (Job 1). El Satán es un siervo de Dios. Obedece a Dios. Actúa
para los propósitos de Dios. Según el testimonio de S. Pablo, un mensajero del
Satán sirvió como instrumento de Dios para abofetearlo. Con estas palabras verbalizó
su testimonio: -para que la grandeza de las revelaciones no me exaltase
desmedidamente, me fue dado un aguijón en mi carne, un mensajero de Satanás que
me abofetee, para que no me enaltezca sobremanera- (1 Corintios 12.7).
El Satán y todo su dominio sobre el mal están sujetos al señorío de Dios
y a sus divinos propósitos; así eso nos escandalice.
El discurso del espíritu de Samuel al ser invocado fue corto (1 Samuel
28.16-19). Tiene muchas similitudes con dos reprimendas anteriores, cuando el
profeta en vida rechazó el proceder del rey. La primera se encuentra en 1
Samuel 13.13-14 cuando dijo: -Si hubieras obedecido la orden que el Señor te
dio, él habría confirmado para siempre tu reinado en Israel. Pero ahora, tu
reinado no permanecerá. El Señor buscará un hombre de su agrado y lo nombrará
jefe de su pueblo, porque tú has desobedecido la orden que él te dio.- La segunda reprimenda se encuentra en 1 Samuel
15.23-28, algunos apartes rezan así: - Tanto peca el que se
rebela contra él como el que practica la adivinación; semejante a quien adora a
los ídolos es aquel que lo desobedece… tú has rechazado el mandato del Señor, y
ahora él te rechaza como rey de Israel.-
El fantasma del profeta, a través de la médium, repitió su discurso profético
al rey Saúl, claro, luego de manifestarle su disgusto por haber sido invocado:
-¿Para qué me has molestado haciéndome venir?- Aun así, no se contuvo para
repetir lo que en vida le manifestó un par de veces: -El Señor ha hecho contigo
lo que te anunció por medio de mí. Te ha arrebatado el reino y se lo ha
entregado a tu compañero David.-
A diferencia de las reprimendas en vida, el anciano fallecido, cuyo
espíritu tenía apariencia de dioses -según la bruja- dio fecha precisa al rey de
su fatal final: -el Señor va a entregar a los israelitas y a ti en poder de los
filisteos, y mañana tú y tus hijos estarán conmigo.-
El juicio “mañana tú estarás conmigo”, no se trató de un “mañana” de 24
horas, fue un “mañana” como un futuro muy cercano. El capítulo 31 del primer
libro de Samuel, preserva la crónica de la muerte de Saúl y de sus hijos.
Cumpliéndose así el oráculo del espíritu del profeta invocado en un ritual
nigromante.
La intuición teológica para afirmar que en realidad la bruja de Endor
logró perturbar al difunto profeta se basa en, primero, el asombro de la médium
ante la visión de los dioses emergiendo de la tierra. La combinación de miedo y
gritos dan apertura a una “sospecha responsable” de que es primera vez, en su
quehacer nigromante, que un espíritu invocado responde realmente. Segundo, el
discurso profético del fantasma es preciso con las dos reprimendas que en vida
el profeta le dio al rey Saúl. Tercero, la novedad del discurso profético
dentro del ritual hechicero: la sentencia de muerte destinada para el rey, con
fecha incluida: -mañana estarás conmigo-. Y así aconteció.
En conclusión: para mí, el fantasma sí era el espíritu de Samuel y sus
palabras sí fueron proféticas.
Otras conclusiones:
Dios es soberano. “Porque en él fueron creadas todas las
cosas, las que hay en los cielos y las que hay en la tierra, visibles e
invisibles; sean tronos, sean dominios, sean principados, sean potestades; todo
fue creado por medio de él y para él” (Col. 1.16). La soberanía de Dios no sólo
se comprende como su poder creador de todo cuanto existe, se comprende también como
su gobierno sobre todo lo creado. La soberanía de Dios tiene un significado que
puede resultar chocante, además: él hace lo que quiere, cuando quiere, como
quiere, con quien quiera, donde quiera.
Dios es trascendente. Por naturaleza, Dios es ilimitado e ilimitable.
Su gloria, poder, señorío, majestad, perfección y más, no pueden ser limitadas
por algo o alguien de su creación; imposible también prohibirle, restringirlo,
encasillarlo. No hay más de otra opción que reconocerlo como el “Yo Soy”. Su
autopresentación y autodefinición divina nos supera el pensamiento, la
experiencia, la comunicación, la comprensión. Simultáneamente, nos despierta la
maravilla por quién es él, el asombro por su nombre glorioso, la alabanza por
su majestad universal y gratitudes por su amor inmensurable.
No hay poder ni ser
terrenal, tampoco infernal, que pueda sobreponerse y sujetar la soberanía y
trascendencia del Dios revelado en la Biblia.
Dios es escandaloso. Es decir, que sus palabras y acciones
nos causan asombro, admiración, estupefacción. Regularmente el término
“escándalo” hace referencia a algo moralmente negativo, aun así, el ser humano
contemporáneo se escandaliza de sus mandamientos, de sus juicios, de sus
milagros, de su amor, de su cruz, de su resurrección, de su futuro regreso, de
sus promesas eternas. Es probable que algunas personas se sientan
escandalizadas al enterarse de una intervención divina en un ritual nigromante,
porque su percepción del Dios real es estrecha. Algunas personas necesitamos
aprender que él también reina sobre el mal. Sobre lo oscuro. Sobre lo
misterioso. Sobre lo espantoso. Sobre lo diabólico. Sobre lo infernal. No
podemos ignorar que Dios consiente la existencia del mal que no entendemos y
que, a pesar de nuestras limitaciones para comprenderlo, él es el único Señor.
La experiencia de ocultismo plasmada en el libro de Samuel
entre una bruja de Endor, un rey israelita y el fantasma del profeta Samuel,
debe ser entendida como un caso único, excepcional, en el cual se intuye una singularidad
permitida por Dios para llevar a cabo sus juicios sobre un rey obstinado en
pecar. El testimonio de la bruja de Endor en la Biblia señala una excepción, no
la norma ni la licencia bíblica para prácticas de esta naturaleza.
Los libros de Samuel fueron escritos por un cronista -quizá se
escribió entre varios-[8]
de quienes desconocemos sus nombres. Lo convincente en la evidencia interna en
los dos tomos de Samuel, es que entre sus líneas quedó plasmada parte de la
vida y teología del pensamiento piadoso de los judíos exiliados en Babilonia. Estas
historias fueron narradas teológicamente, décadas después de los acontecimientos.
Relatadas desde el exilio para explicarle a los hebreos que sus pecados en
comunidad, que su maldad como nación, que haberle dado la espalda a su dios
Jehová les llevó a sus peores desgracias. Entre muchos pecados, la hechicería.
Práctica que resulta abominable a Dios. Reconocerse en los relatos de Samuel,
estimuló la reflexión que trae arrepentimiento. Ayudó a que el pueblo se identificara
pecador, necesitado de un cambio profundo en dirección a su Creador. Que como
nación estaban comprometidos, no a consultar las estrellas, sino a Aquel que
las creó. No a los muertos, sino a Aquel que vive eternamente.
En el Nuevo Testamento, el Dr. Lucas plasmó otro testimonio donde
una de sus personajes es adivina (Hechos 16.11-18). Pablo y Silas se
encontraban anunciando el evangelio de Jesucristo en Macedonia, específicamente
en Filipos. Mientras transitaban las calles de aquella ciudad, la mujer adivina
comenzaba a vociferar: -Estos hombres son siervos del Dios Altísimo, y les
anuncian el camino de salvación.- Siendo la adivinación cierta, la pregonera no
era la indicada, no porque los apóstoles rechazaron a la mujer, sino al demonio
que la poseía y se comunicaba por medio de ella. Molestando esto a Pablo, reprendió
al demonio, quien tuvo que salir del cuerpo de la mujer, dejarle su alma libre.
Desde entonces, la mujer no era capaz de adivinar otra vez. Y en verdad, nunca
más lo volvió a necesitar; después de su liberación espiritual, quedó en los
brazos del Salvador Jesucristo.
Recojo este testimonio del
Nuevo Testamento, para reconocer que la adivinación es una práctica que precisa
de intervenciones demoniacas, procederes del mal que no convienen al ser humano
y prohibidas para el cristiano.
Faltando todo por decir.
©2019 Ed. Ramírez Suaza
[1] J. Kabamba Kiboko. “Divination in 1 Samuel 28 and Beyond:
An African Study in the Politics of Translation”. Electronic Theses and
Dissertations (2010): 363. A Dissertation Presented to the Faculty of The
University of Denver and the Iliff School of Theology Joint PhD Program. https://digitalcommons.du.edu/etd/846
[3] Algunos comentaristas
contemporáneos ofrecen un retrato hablado de la bruja de Endor con un toque
piadoso, un rostro totalmente agradable, inclusive hay quienes consideran la
amabilidad de la bruja como un acto “cristiano”.
Gnana Robinson, Let Us Be Like the Nations: A Commentary on
the Books of 1 and 2 Samuel, (Grand Rapids, MI: Eerdmans, 1993), 144.
[4] Ben Siegel. “The Necromancer’s Inheritance: The Ba’alat
Ov of Endor in 1 Samuel 28”. p. 15
En línea: https://www.academia.edu/2031390/The_Necromancer_s_Inheritance_The_Ba_alat_Ov_of_Endor_in_1_Samuel_28
[5] Daniel Olariu. "The Riddle of En-Dor: A Rhetorical Approach to
1 Samuel 28:3–25." Pages 75–94 in "What Are Human Beings that You
Remember Them?" Edited by Clinton Wahlen. Silver Spring, MD: Review and
Herald, 2015.
[6] Hay comentaristas que
contradicen esta comprensión del texto. Ver más: Grenville
J. R. Kent “‘Call up Samuel’: Who Appeared to the Witch at En-Dor? (1 Samuel
28:3-25)”. Andrews University Seminary Studies, Vol. 52, No. 2, (2014):
141-160.
[8] Teoría de los bloques. Mientras la
hipótesis anterior cuenta con extensos relatos que abarcan desde los orígenes
de la humanidad y de Israel hasta la época de David y Salomón (los ríos), la
que ahora comentamos prefiere la idea de bloques independientes, unidos más
tarde por un redactor. El libro aparece aquí como un edificio construido a base
de elementos previos. Existía un bloque que hablaba de Samuel (1Sam 1-3), otro
del arca (1Sam 4-6 + 2Sam
6); otro de la subida de David al trono (1Sam 16 - 2Sam 7). El redactor del
libro se limitó a ensamblarlos, realizando a veces pequeños cambios.
Teoría de la Historia deuteronomista. Propuesta
por Martin Noth en 1943, recoge ideas de la hipótesis anterior, pero con un
enfoque radicalmente nuevo. Según Noth, los libros de Josué, Jueces, Samuel y
Reyes formaban en su origen una obra histórica redactada por un solo autor, en Palestina,
durante la época del destierro a Babilonia (mediados del siglo VI a.C).
Teoría de la doble redacción de la Historia deuteronomista. Parece más convincente la postura de F. M. Cross: la Historia
deuteronomista tuvo dos redacciones principales, una de corte optimista, en
tiempos del rey Josías (finales del siglo VII a.C), y otra marcadamente
pesimista, posterior al destierro a Babilonia. Jose Luis Sicre. Primer libro de Samuel. Barcelona:
Herder (1997): 19-20