viernes, 2 de marzo de 2018

¿YO DIJE ESO?


En los últimos meses vengo experimentando algo novedoso para mí: el hecho de enterarme de las pocas ocasiones en las que soy citado; sea en homilías, trabajos universitarios, conversaciones, redes sociales, entre otras. Saberlo trae a mi corazón el encuentro de diversas emociones, como por ejemplo un esfuerzo -no sé si necesario- de recurrir a la humildad. Por otro lado, se enciende una llama de alegría que tiende a crecer con cierto sentimiento de complacencia. Y una auto-aprobación que estimula la vocación de seguir aportando a la construcción de pensamiento cristiano.

El hecho ahora es que me animo a compartir algunas de esas citas. (Y yo acabo de añadir otras que no han sido citadas… presentarle dos o tres me resultaría vergonzoso. Ud. sabrá disculparme). Espero traigan algún provecho a su vida también.
Con respeto, amor y gozo:

La Iglesia no es una vitrina que exhibe personas perfectas, es una luz sobre una montaña que ilumina el sendero que aún conserva las huellas de Jesús, a fin de caminar comunitariamente en pos de ellas.

No conviertan el evangelio en una plaza de mercado.

Me avergüenzan los ministros que se suben al púlpito con una galería de ignorancias e improvisaciones absurdas, sin sentido y sin relevancia para la salvación; llamando sus bobadas “palabra de Dios”.

Un púlpito ordinario, mal hablao, es una vergüenza para el evangelio.

Nada más digno de conmiseración a una iglesia que cuente con un púlpito pusilánime, ignorante y desinteresado en aprender.

La muerte es un héroe derrotado, ella misma está sentenciada a muerte y muy pronto tendrá que devolver a la vida cuanto ser humano esté es su oscura prisión.

No todos los placeres deben ser complacidos irracionalmente. Algunos deleitan al instante pero arruinan de por vida.

Hay silencios que resultan fascinantes: en una pieza musical, en una mirada de enamorados, en un beso bajo la lluvia, en una caricia de mejillas y en una profunda oración; pero cuando se trata de evadir una confesión es fatal.

Dios me bendice con amigos de todos los colores, tamaños y demencias.

¿Qué nos espera mañana? ¡Dios! ¡Dios nos espera! Sus brazos no se fatigan de invitarnos a él, a su maravilla, a su sorprendente futuro.

Temo… no al más grande temor, sino al día que este planeta no tenga quien lo llore.

El creyente también tiene dudas.

No crea que orar consiste en hablar mucho.

Quien no tiene oídos para oír, no tiene palabras para orar.

Cuando oramos, los débiles somos fuertes; los cobardes valientes; los derrotados más que vencedores; los pecadores perdonados; los pobres ricos; los ricos salvos; los que lloramos consolados; los necesitados provistos y mucho más.

Una vida sin travesías vive en la calma de lo aburrido; en la falsa paz del sin sentido. Una vida sin movimientos arriesgados carece de felicidad. Una existencia sin aventuras se marchita en alguna ignorancia y se ahoga en la incredulidad.

Caminar no es fácil. A un ser humano le cuesta hasta un año aprender a dar sus primeros pasos. Lo más difícil es caminar el resto de la vida.

Dios muchas veces nos llama a renunciar a nuestros sueños para abrazar los sueños de él.

El Dios que pone a prueba, es también el Dios que pone en conflicto interno al ser humano. Pide lo absurdo, lo ilógico, lo humanamente inaceptable.

¡Dios nunca pide imposibles! Pero lo que te pida, así suene absurdo, hazlo.

No es broma; pero conozco personas que quieren llegar al norte y toman la ruta del sur.

Es el amor el ingrediente secreto de las personas fascinantes.

Quién de Uds. alguna vez dijo: -Dios, ven a una cruz y sálvanos.- ¡Nadie en la historia -jamás- hizo semejante plegaria!

El día que el dinero no sirva pa’ nada -¡y cuán cerca está ese día!- ¿qué será de quienes han puesto en el dinero y las posesiones su empeño, su dedicación, su tiempo y su confianza?


©2018 Ed. Ramírez Suaza 

LA SOCIEDAD DEL BESO

Mirando yo por entre la celosía de la ventana de mi casa, vi besos. ¡Qué belleza! Vi el beso de un padre bien chantao sobre la mejilla de su...