martes, 30 de enero de 2018

"NOS DAMOS EN LA JETA"



Ojo por ojo y el mundo acabará ciego.
Gandhi


Mirando yo por entre la celosía de la ventana de mi casa, vi al senador liberal de la república colombiana Horacio Serpa respondiendo a unos ciudadanos que lo increparon en medio de una protesta con estas palabras: -¡Me vuelven a gritar, vengo y nos damos en la jeta!-[1]

Bravuconadas como esta, y otras peores, son pan de cada día en la hermosa Colombia. Las agresiones en todas sus capacidades, manifestaciones y expresiones conviven entre -y en- nosotros. Quizá, porque traemos en la sangre una maldita predisposición a la violencia, a desajustar la armonía social, familiar, laboral, en fin; con agresiones físicas y/o verbales. Muchos aprendimos a solucionar diferencias, reclamos, injusticias y demás “dándonos en la jeta”.

Y es que, ¿a quién no le han llegado a dar en la jeta?
O, ¿quién no le ha dado a otro en la jeta?
Pocos, en verdad muy pocos, podrían decir que no le han dado en la jeta o no le ha dado en la jeta a alguien en toda su vida. ¡Ah! O coscorrones, como recién gobernó un vicepresidente de este mismo país.[2]

Nuestra existencia parece saturarse de violencia: violencia familiar. Violencia de género. Violencia sicológica. Violencia religiosa. Violencia política. Violencia lingüística. Violencia juvenil. Violencia del terrorismo. Violencia del estado. Violencia infantil. Violencia de la comunicación. Violencia nihilista. Violencia escolar. Violencia laboral. Violencia doméstica. Violencia histórica. Violencia de la injusticia. Violencia del poder. Violencia económica… ¡Qué versátil es ahora nuestra violencia!

Inevitablemente irrumpe la pregunta: ¿de dónde surge tanta violencia?
El Carpintero de Nazaret, Jesucristo, dio respuesta cierta a esta pregunta. Dijo él: -Porque del corazón salen los malos deseos, los homicidios, los adulterios, las fornicaciones, los robos, los falsos testimonios, las blasfemias- (Mateo 15.19).
Mejor dicho, el corazón humano es una máquina de violencia.
Afortunadamente, el corazón humano es rehabilitable.

En lugar de responder con violencia a cualquier experiencia hostil, el ser humano puede aprender a proceder jesusmente:
… ¡amen a sus enemigos! Hagan bien a quienes los odian. Bendigan a quienes los maldicen. Oren por aquellos que los lastiman. Si alguien te da una bofetada en una mejilla, ofrécele también la otra mejilla. Si alguien te exige el abrigo, ofrécele también la camisa (Lucas 6.27- 29 NTV).
Bueno, tenemos dos opciones: 1. nos “damos en la jeta” al estilo Serpa; 2. Amamos a los enemigos. Ponemos la otra mejilla, al estilo de Jesús.

Pienso, tal vez atrevidamente, que ha llegado la hora del hastío por la violencia. A las trompadas hemos logrado ríos de sangre, miles de noches en luto, centenares de huérfanos y viudas, apetitos de venganzas, dolor, tragedia, desgracia, ruinas, miedos, odios, tristezas, lágrimas negras…
La propuesta de Jesús ofrece una justicia trascendente, va más allá de lo esperado: el amor. Es que el amor tiene una metodología sublime: vence con bien al mal.

Esa preferencia por “darnos en la jeta” sin jeta nos va a dejar. Pero si abrazamos el amor que propone Jesús, lograremos vestir de esperanza y paz nuestra tierra.

©2018 Ed. Ramírez Suaza  






[1]http://www.semana.com/nacion/articulo/horacio-serpa-dice-vengo-y-nos-damos-en-la-jeta-a-protestantes-bucaramanga/555322
[2] http://www.eltiempo.com/cultura/gente/vargas-lleras-le-pega-un-coscorron-a-su-escolta-57165

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