El no y el sí son breves de decir, pero piden pensar mucho.
Baltasar Gracián
Baltasar Gracián
“Parando oreja” yo por entre la celosía de la
ventana de mi casa, escuché la pregunta silenciosa que quisieran hacer algunas
personas, sobre todo jóvenes, a su pastor y que a veces no se atreven: -¿es
pecado masturbarme?-
Entre los pasillos del alma algunas personas
hacen preguntas que por vergüenza, temor y/o culpa no se arriesgan a verbalizar
con su líder espiritual. No ignoremos que en la construcción de una moral
religiosa, suplantadora muchas veces de la santidad bíblica, se nos domesticó a
silenciarnos muchas cosas hermosas del placer sexual a casados y más aún a
solteros.
La moral, a muchos, se les enseñó como doctrinas
anti-hedonistas y luego éstos así enseñaron a otros. El punto pareció ser este:
todo lo que sea placentero es pecado. Cuando a decir verdad, los verdaderos
placeres provistos por Dios son aquellos que evidencian, en el disfrute, que en
realidad somos santos.
La sexualidad cristiana no es un privilegio
exclusivo de las personas unidas en sagrado matrimonio; es también un don
divino a quienes están solteros. El soltero no es un ser asexual ni está
privado de vivir una sexualidad que honre a Dios. Y por favor, no confundamos
sexualidad con adulterios o fornicaciones, que estas últimas sí son pecado. En esto
nos queda pendiente mucha tela pa’ cortar.
Empecemos por recordar lo que es pecado. Hasta
ahora sé de cuatro términos griegos que el Nuevo Testamento en español traduce
como “pecado”. El primero de ellos es, agnóema
que significa delito cometido por ignorancia. Es decir, aplica cuando se
quebranta una ley por desconocimiento (Hebreos 9.7). La segunda palabra griega
que el NT traduce al español como pecado es (j)amártema - (j)amartía. Este término se ha de entender como, no
dar en el blanco, no alcanzar la medida, fracaso (1 Corintios 6.18, Santiago
4.17). Tercero, anomía. Es un término
que describe una vida en desacuerdo con la norma. Alguien que vive como si no
hubiese legislación (Mateo 7.23, Hebreos 1.9). Finalmente, el término paráptoma: dar un paso en falso, conocer
la norma y adrede transgredirla, delito (Romanos 4.25).
Sobre este tapete de comprensión respecto a lo
que es pecado en las Escrituras, consideremos lo que es masturbación. “El
término masturbación tiene una etimología latina, aunque no hay un acuerdo
entre los filólogos si procede de manus
stuprare (violar con la mano) o manus
turbare (excitar con la mano)... En esta oportunidad, entendamos masturbación como manus turbare, que se refiere a la
estimulación de los órganos genitales con el objeto de obtener placer sexual y
usualmente está dirigida a desencadenar el orgasmo. Puede implicar también la
estimulación de otras áreas erógenas para aumentar la excitación. Se trata de
una práctica sexual hacia uno mismo.”[1]
Aunque la Biblia guarda silencio absoluto
respecto a esta práctica, en los primeros amaneceres de la Iglesia cristiana
fue condenada por algunos pensadores sin fundamento bíblico, o en su defecto,
usando textos escriturales que no tienen relación directa con la masturbación.[2]
Finalizando el siglo XVIII, la masturbación fue condenada con mayor
contundencia, además se le acusó de causar enfermedades somáticas, emocionales,[3]
y otras. Inclusive, en el siglo XX fue asociada con demonización.
La culpa, vergüenza, entre otros sentimientos
negativos en las personas que practican el autoplacer sexual,[4] les jorobó el alma, les hizo dudar de su amor por el Señor y del Señor, les
des-ajustó la fe e incitó, a otros, a la hipocresía de una “pureza sexual” casi
utópica. Esa hipocresía, diría yo, les hizo ser crueles con quienes fueron
sinceros en confesar sus masturbaciones como pecados, ataduras, demonizaciones
o qué sé yo.
Actualmente, algunos sectores cristianos son más
comprensivos con el tema, sin dejar de señalar que es pecado. Es más, se está
considerando que la masturbación puede brindar alivio a la tensión sexual,
ayudando a no caer en adulterios o fornicaciones.
Entre otros hermanos en la fe, la masturbación sigue siendo un pecado funesto.
Entre otros hermanos en la fe, la masturbación sigue siendo un pecado funesto.
Tres observaciones personales:
1.
La Palabra de Dios (Biblia) guarda silencio, por lo tanto, yo también:
no la condeno, tampoco la apruebo.
2.
Resulta un poco extraño hoy, que ninguno de los profetas ni los
apóstoles hicieran mención alguna contra la masturbación. Confieso que en el
corto abanico de mis lecturas, no he encontrado en grandes teólogos interpretar
algún término bíblico que insinúa algún vínculo con la masturbación. Lo único
que podemos decir es que, si la práctica de auto-placer sexual es la
desembocadura de un corazón lujurioso, entonces sí es pecado. Tampoco me atrevo atribuirle una posesión demoníaca a una persona que practique el
autoplacer sexual.
3.
La vida cristiana es para vivirla con libertad, sin la culpa -o falsa
culpa- que a veces nos provoca el pecado o lo que nosotros creemos que es pecado.
Hay personas que viven en las sombras de la vergüenza, el temor, la
condenación, en fin, y precisan de un manto de gracia que les envuelva en la
pureza e integridad que provee la cruz de Cristo. La auto-condenación no es
saludable ni aprobada por Dios, Él es quien nos juzga, no nosotros a nosotros
mismos.
Hay que vivir en
la gracia del Señor Jesús. No como “licencia” para pecar; más bien con la fortaleza para continuar en la fe sabiéndonos perdonados.
Ud. mismo debe elaborar un criterio al respecto,
y para ello le invito a considerar las palabras del Dr. Neil Anderson:
● ¿Está cometiendo el adulterio mental que
Jesús condena mientras se masturba?
● ¿Está metiendo imágenes pornográficas en
su mente mientras se auto-complace?
● ¿Está reemplazando la intimidad sexual
dentro del matrimonio por la masturbación?
● ¿Puede dejar de masturbarse? (Si no puede
ha perdido el dominio propio. La falta de dominio propio sí es pecado ((j)amártema - (j)amartía). Nota mía).
● ¿Siente la convicción del Espíritu Santo
al masturbarse?[5]
Faltando todo por decir,
©2016 Ed. Ramírez Suaza
[1] José Moral de la Rubia. Revista Interamericana de
Psicología/Interamerican Journal of Psychology - 2011, Vol. 45, Num. 1, pp.
77-86
[2] Iglesias-Benavides, José Luis. 2009. "Onanismo. El funesto
placer solitario." Medicina
Universitaria 11, no. 42: 74-83.
[3] José Moral de la Rubia. Predicción de los afectos asociados con la
masturbación en estudiantes universitarios.Revista Intercontinental de
Psicología y Educación. vol. 13, núm. 2,
julio-diciembre, 2011, pp. 31-50. Universidad Intercontinental México.
[4] Un criterio para considerar: En las encuestas sexuales, las mujeres
mienten reduciendo su frecuencia autoerótica y los hombres mienten
aumentándola.
Jesús Antonio Ramos Brieva (Psiquiatra Español), 2005. Mujeres a Solas. edición electrónica:
Ediciones PROPSIQUIS - c/ Lorca,6 - 28230 Las Rozas de Madrid (Madrid)